Siempre he sentido fascinación por las puertas entreabiertas. Al igual que el mobiliario fuera de lugar, me resultan sumamente inquietantes. ¿Qué habrá al otro lado de esa puerta? Una grieta negra que te observa, cortando la penumbra de la habitación como una haz de oscuridad, provocando que te arropes más y más, apelando a la seguridad de las mantas. Tantas noches de niño escrutando las tinieblas del armario... por lo menos han dado para este pequeño dibujo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario